“Toda la historia de México, desde la
conquista hasta la revolución, puede verse con una búsqueda de nosotros mismos”. Octavio Paz
Durante la época posrevolucionaria, se busca la identidad en medio del
despojo, la explotación y el poder central. Entonces la reflexión se vuelve
urgente, se ve como la “salvadora” ya que nos va a proveer de una solución para
comprender los cambios del pasado e inventar el futuro. Por ello la identidad
nacional, nos enfrenta a nosotros mismos y a cuestionarnos como sociedad
¿quiénes somos? ¿Qué significa ser mexicanos? ¿Hacia dónde vamos? En aquel
tiempo surgieron muchos intelectuales ya fuera filósofos, escritores, poetas,
historiadores, artistas (de academia) que trataron de darle solución a estos enigmas,
y mientras ellos estaban peleándose y tratando de definir nuestra identidad. El
pueblo (entiéndase como la sociedad en general, no aquella perteneciente al
sector intelectual o a las clases privilegiadas) también buscaron su identidad,
y estas mismas curiosamente inspiraron a estos intelectuales a definir la
identidad, retomaron las costumbres que estos ya tenían, algunas que habían
sido heredadas de las culturas prehispánicas y de la influencia de la cultura
española, y otras en menor medida como la africana, asiática, francesa,
italiana, alemana (y demás grupos que se establecieron en el territorio) así de
esta vasta hibridación, se supone que nace lo “mexicano” (esto también aplicaría a casi toda
Latinoamérica, ya que compartimos esta pasado similar). Lo hibrido trata de
estandarizarse, como estrategia de unificación y para resolver un problema
filosófico social ¿Qué somos? Aunque siguiendo un cliché mexicano, puede ser
que también lo hayan hecho un poco por pereza que al homogeneizar a todos, no
tendrían que hacer leyes, ni educación, ni salud, para cada grupo, así en este
gran proyecto civilizatorio, las comunidades indígenas y su autonomía no
tendrían cabida, lo que siempre ha sido contradictorio porque entonces se le
empieza a dar mucha importancia y comienzan a explotar la figura del indígena,
su simbolismo, su cultura como la orgullosa tradición, pero tampoco se quiere
que sobrevivan, se niegan, y son vistos como ciudadanos de segunda clase.
También a partir de esta época posrevolucionaria y de definir al mexicano se
empieza hacer un prototipo, sobre todo para la venta al extranjero, lo cual se
comenzó hacer por medio de diferentes expresiones culturales como los murales,
el cine, grabados etc. y por la visión de los propios extranjeros, nuevamente
se trato de homogeneizar, lo cual también dejo del lado a muchos ciudadanos que
no cumplían con dicho prototipo, debido quizá por la centralización que siempre
hemos tenido en los poderes, y parece ser que también en las ideas y en la
cultura, así la mayoría de los prototipos casualidad o no, definían más a las
personas que viven en el centro del país. Y al parecer durante muchas épocas,
se negó que el país fuera multicultural, aunque al parecer ya se ha tenido un
avance sobre esto, aún permea como dominante la cultura y la identidad nacional
del centro, como creadora, dejando aún lado a los de “provincia” y a los
“indios” y demás conceptos peyorativos, aunque la propia identidad que se ha
construido tampoco se salva, ni por pobladores del centro ni de todas las demás
latitudes, porque la mayoría de las veces resulta “naco” y por los extranjeros
“mexican curious”.
Espacio kitsch híbrido, populachero, urbano mexicano, cultura cotidiana, desde el punto de vista de una mexicana...
martes, 1 de mayo de 2012
Cultura híbrida homogeneizadora
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