martes, 1 de mayo de 2012

Cultura híbrida homogeneizadora

“Toda la historia de México, desde la conquista hasta la revolución, puede verse con una búsqueda de nosotros mismos”. Octavio Paz


 Durante la época posrevolucionaria, se busca la identidad en medio del despojo, la explotación y el poder central. Entonces la reflexión se vuelve urgente, se ve como la “salvadora” ya que nos va a proveer de una solución para comprender los cambios del pasado e inventar el futuro. Por ello la identidad nacional, nos enfrenta a nosotros mismos y a cuestionarnos como sociedad ¿quiénes somos? ¿Qué significa ser mexicanos? ¿Hacia dónde vamos? En aquel tiempo surgieron muchos intelectuales ya fuera filósofos, escritores, poetas, historiadores, artistas (de academia) que trataron de darle solución a estos enigmas, y mientras ellos estaban peleándose y tratando de definir nuestra identidad. El pueblo (entiéndase como la sociedad en general, no aquella perteneciente al sector intelectual o a las clases privilegiadas) también buscaron su identidad, y estas mismas curiosamente inspiraron a estos intelectuales a definir la identidad, retomaron las costumbres que estos ya tenían, algunas que habían sido heredadas de las culturas prehispánicas y de la influencia de la cultura española, y otras en menor medida como la africana, asiática, francesa, italiana, alemana (y demás grupos que se establecieron en el territorio) así de esta vasta hibridación, se supone que nace lo “mexicano”  (esto también aplicaría a casi toda Latinoamérica, ya que compartimos esta pasado similar). Lo hibrido trata de estandarizarse, como estrategia de unificación y para resolver un problema filosófico social ¿Qué somos? Aunque siguiendo un cliché mexicano, puede ser que también lo hayan hecho un poco por pereza que al homogeneizar a todos, no tendrían que hacer leyes, ni educación, ni salud, para cada grupo, así en este gran proyecto civilizatorio, las comunidades indígenas y su autonomía no tendrían cabida, lo que siempre ha sido contradictorio porque entonces se le empieza a dar mucha importancia y comienzan a explotar la figura del indígena, su simbolismo, su cultura como la orgullosa tradición, pero tampoco se quiere que sobrevivan, se niegan, y son vistos como ciudadanos de segunda clase. También a partir de esta época posrevolucionaria y de definir al mexicano se empieza hacer un prototipo, sobre todo para la venta al extranjero, lo cual se comenzó hacer por medio de diferentes expresiones culturales como los murales, el cine, grabados etc. y por la visión de los propios extranjeros, nuevamente se trato de homogeneizar, lo cual también dejo del lado a muchos ciudadanos que no cumplían con dicho prototipo, debido quizá por la centralización que siempre hemos tenido en los poderes, y parece ser que también en las ideas y en la cultura, así la mayoría de los prototipos casualidad o no, definían más a las personas que viven en el centro del país. Y al parecer durante muchas épocas, se negó que el país fuera multicultural, aunque al parecer ya se ha tenido un avance sobre esto, aún permea como dominante la cultura y la identidad nacional del centro, como creadora, dejando aún lado a los de “provincia” y a los “indios” y demás conceptos peyorativos, aunque la propia identidad que se ha construido tampoco se salva, ni por pobladores del centro ni de todas las demás latitudes, porque la mayoría de las veces resulta “naco” y por los extranjeros “mexican curious”.

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